3/1/12

Siempre, absolutamente siempre en mis vacaciones de verano, llega ese momento de mierda en el que no me tolero ni a mi misma. No quiero estar acá. Mamá te detesto y quiero que lo sepas. No me vas a entender nunca y también quiero que lo sepas. No estoy dramatizando y quiero que lo sepan.

Paréntesis: Un hijo de puta me hackeo el facebook dos veces en lo que va de la semana. Ya ni siquiera puedo sentirme segura en mi propia computadora. Ni en mi casa. Ni en ningún lado. La única persona que en algún momento me dió una cálida sensación de paz al estar en sus brazos... se esfumó. Tampoco estoy dramatizando, no hubo una pelea, ni una una decisión de no vernos nunca más. Sólo que nunca más atendió el teléfono, nunca más un ibox, nunca más al celular, nunca más se conectó. Nunca más a mi lado... (Mentira siempre decimos lo mismo y después volvemos, como mugrosos piojos que saltan de cabeza en cabeza pero por algún motivo sólo en una cabeza pueden encontrar todo lo que necesitan para sentirse como en casa. No... pésima metáfora). Me voy, me fui. Chau

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