28/1/11

no te vallas

Tengo un paracaídas, una soga de la que me agarro bien fuerte, una mano que me niego a soltar, pero a veces me niego a sostenerla. A veces prefiero quedar colgada del aire antes que aferrarme a una mano que hoy me salva pero mañana me podría soltar. ¿Qué mierda hago si te abrazo y me soltas? Me caigo y el piso podría estar duro, podría doler, podrían (nuevamente) explotar mis emociones. Me niego, no me quiero caer. Y es esa misma sensación. Estar demasiado tiempo colgada del aire, vivir del aire, flotando en el aire. Enamorada de la nada misma, de la aburridicción (ahora invento palabrerios, SI) de estar en nada, de no amar a nadie, de no odiar a nadie, de que te lastimen, de que rechaces, de que todo lo malo que hiciste casi por inercia vuelva a vos (es decir: A MI). Y ahora de repente un día de Enero aparece alguien por que sí. Y pese a mi constante rechazo y negación hacia el amor, mi caparazón ya no me sirve de nada, me acostumbre a vos tanto como un pez en su pecera (pésima comparación). Y ahora ya no quiero dormirme sin antes leer tus mensajes de buenas noches. Y acá estoy esperando un mensaje que no llegó, y son las casi de las seis de la madrugada. Señorita lamento informarle pero tampoco llegará. Por lo que no me queda más que abrazar la almohada y por un segundo... dejar de hacer trabajar a mis neuronas

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