El invierno tiene ese poder de dejar todo atrás tan fácil.
En distintas claridades, la gente, las cosas, la ropa, los paisajes (en sentido de polaroids mentales, se sobre entiende ¿no?) todo atrás. Y los recuerdos de recuerdos de momentos, se van.
Mejor dejar atrás las sensaciones, muy pocas veces tenidas en cuenta -este mundo consumista y poco sentimental...-
Los cerebros, señores, tienen fecha de vencimiento, cosa de creer o reventar.
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