Paso el tiempo. El tiempo pasa. Corre, salta, gira, camina a pasos agigantados, el tiempo hace lo suyo, el tiempo hace lo que tiene que hacer, el tiempo puede contra todo, y todo puede contra el tiempo. El tiempo transforma. Nada es igual ni por ni para siempre. El tiempo convierte. Las modas pasan de moda, el reloj no indica siempre la misma hora, los días se van tachando del almanaque, las mentiras se van convirtiendo en verdades, hay cosas que con el tiempo avanzan, sin embargo hay otras que se desgastan, se rompen en pedazos como un vidrio de cristal... imposible poder arreglar un vidrio, no lo podes cocer, no lo podes pegar. No podes. Y a nosotros nos paso igual. No pudimos. Pero el tiempo pudo, el tiempo puede. El tiempo puede hacerte olvidar, el tiempo puede hacerte amar cinco veces más. El tiempo es demasiado fugaz para quererlo atrapar. Hablamos de dejar pasar tiempo, pero el tiempo pasa lo dejemos o no. Creo que ese no era el momento. Y el amor se nos escapo. Tal vez vos no arriesgaste como tenías que arriesgar, entonces tal vez yo me jugué por los dos, por mí y por vos. Y eso fallo. El tiempo transforma. Transforma de una oruga a una mariposa. Transforma del amor al odio. Transforma los sentimientos a recuerdos. Y eso es lo que sos vos ahora, un recuerdo. No tengo el encanto de poder clasificarte ''un lindo recuerdo''. Sos un recuerdo y punto, no sé si lindo, no sé si feo. Tal vez yo lo llamaría fugaz; intenso. Pasa y paso. El tiempo no vuelve atrás. Y agradezco que así sea. No sé vos, pero yo me arrepiento de nada. Y hoy cruzar esas miradas me dio como una nostalgia, algo raro, algo frío, algo triste. Tan triste como una despedida de invierno. Tan fugaz como tus besos. Dos miradas llenas de nada, la misma nada que quedo. Lo que no pudo ser. Y termino. Lo que al igual que un cigarrillo se consumió. Acostumbrarse es fácil, desacostumbrarse es mucho peor. Pero el tiempo pudo con todo esto. Ya no sos nada. Absolutamente nada. Fuiste todo y más, fuiste lo más feliz y sos un recuerdo, un cajón vacío, flashes de mi vida, sos un baúl lleno de polvo. Sos la última puerta de la casa, la puerta que no se abre, la puerta prohibida, la puerta que esta cerrada con llave y con candado, la puerta que esta trabada con muebles y sillas para que nada de ella vuelva a salir. Sos la puerta que yo misma cerré y quise cerrar, por el simple hecho de que ya no quedaba más para dar.
Si de todo lo que se va nada vuelve, creo que voy a tener que acostumbrarme a sentir todas las noches un vacío infinito en el medio de mi pecho.
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